Thursday, September 6, 2012

Human sacrifices among the Aztecs: a modern myth (in Spanish)

Taken from: Abya-Yala blog

viernes, 14 de agosto de 2009

INTISUNQU WAMAN ENTREVISTA AL DR. PETER HASSLER

“LOS SACRIFICIOS HUMANOS ENTRE LOS AZTECAS: UN MITO MODERNO”


Hace una década viajamos a México para estudiar, como parte de nuestra tesis universitaria, las fuentes históricas (escritas y figuradas) existentes en dicho país sobre los sacrificios humanos entre los aztecas. Los estudios preliminares que hicimos sobre dichas supuestas practicas aztecas nos habían permitido proponer varias hipótesis, las que según nuestro director eran no solamente audaces sino estaban científicamente fundamentadas: estas sostenían grosso modo que los sacrificios humanos entre los aztecas nunca existieron y que fueron una invención de los invasores y autoridades coloniales españolas a fin de justificar y legitimar lo actuado manu militari. Desgraciadamente este punto de vista es fielmente continuado y defendido por sus descendientes, los criollos, y claro esta también por los amerindios occidentalizados.
Una primera aproximación académica a dichas fuentes históricas nos acercó al ambiente académico mexicano, donde pudimos encontrar comentarios historiográficos así como interpretaciones de códices y de restos arqueológicos: algo que salta a la vista es que para que estas interpretaciones sean admitidos como “científicamente correctas” deben necesariamente tener como punto de partida el hecho de admitir a priori la existencia de sacrificios humanos entre los aztecas. Estas interpretaciones constituyen la versión histórica oficial que historiadores, arqueólogos, antropólogos, teólogos, sociólogos, guías de turistas y hasta simples profesores de primaria y secundaria deben acatar como si se trata de un dogma inmutable. Como nos dijo un mexicano orgulloso de ser un occidentalizado: “todo puede ponerse en duda menos esto”. Esta creencia, pues se trata de una creencia, constituye el núcleo duro de la ideología que sostiene la presencia del Occidente moderno en el Anahuac (México, Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador y Nicaragua).

Ante tal situación, decidimos, gracias a la sugerencia y contactos de hermanos amerindios de EEUU y Canadá, acercarnos a diferentes instituciones representativas de los pueblos amerindios de México, sobre todo las localizadas en el ámbito citadino, para conocer su versión de los hechos. Por asombroso que parezca, una de las primeras constataciones que hicimos in situ, luego de conversaciones extensas con sus más esclarecidos representantes, es que todos unánimemente sostienen que los sacrificios humanos entre los aztecas no fueron más que una invención de los españoles del siglo XVI. Ellos fundamentan sus aserciones en base a la transmisión oral, la misma que en forma ininterrumpida y con “agregados de coyuntura” para que pase desapercibida por la censura ideológica y la praxis modernista siempre en alerta, nos ha llegado hasta el presente. Bueno, como la tradición oral, que según el punto de vista modernista imperante, que se basa en culto supersticioso, como lo ha bien anotado René Guénon, del documento escrito así este diga falsedades, no tiene el mismo valor científico que este ultimo. Frente a esto decidimos ahondar el estudio de los documentos escritos, dibujados o pintados por europeos, eurodescendientes y amerindios occidentalizados (en esta categoría incluimos también a los mestizos de primera generación, porque son genética y culturalmente amerindios, así nieguen esta realidad, como es corrientemente su caso), entre 1450 a 1550, es decir durante un siglo.
Por exagerado que pueda parecer cuatro años de estudio ininterrumpido de estos documentos no nos fueron suficientes. Estando en Veracruz, y encontrándonos listos para partir a Chiapas y enseguida ganar Guatemala para estudiar in situ los documentos inquisitoriales, un profesor universitario amigo nos informó de que un europeo, de quien no recordaba ni su nombre ni su nacionalidad, había hecho, hace solamente algunos años, indagaciones parecidas a las que entonces hacía: abandonamos Veracruz a fin de cumplir con el objetivo trazado. De retorno a la ciudad de México y lejos de los ambientes universitarios, nos pusimos a buscar algo sobre el mencionado europeo, un joven amigo historiador náhuatl (Baruc Martínez Díaz) nos puso en la pista correcta y después de varias tentativas finalmente pudimos hacer contacto personal con el mencionado europeo, se trataba de Peter Hassler. Desde entonces hemos cultivado una gran amistad y hermandad.
Peter Hassler, nació el 19 de Diciembre de 1954, en St.Gallen - Place of Origin: Arbon, Suiza; es casado y padre de dos niños. En 1983, concluyó sus estudios de maestría en la Universidad de Bonn (Alemania), adquiriendo el grado académico Magister Artium en “Antropología Amerindia, Indología y Tibetanología”; en 1991, adquiere en la Universidad de Zurich el grado académico de Philosopher Doctor (PhD) en la especialidad de Etnología. No esta demás agregar que Peter Hassler es también poligloto: a parte de su lengua materna, el alemán, tiene una excelente maestría del inglés, español y conoce bastante bien el francés y el italiano. El ha trabajado en diferentes universidades de su país: St. Gallen, Basle y Zurich; actualmente trabaja en el rectorado de la Universidad Pedagógica Terapéutica de Zurich (Hochschule fuer Heilpaedagogik).
Peter Hassler durante tres años, ha escrupulosamente estudiado las fuentes históricas del siglo XVI donde mencionan los sacrificios humanos entre los aztecas; de igual modo, ha analizado los mitos y símbolos sacrificiales que se encuentran en códices prehispánicos y posthispánicos mesoamericanos, y finalmente ha analizado las pretendidas evidencias arqueológicas. Su tesis de doctorado es resultado de este enorme trabajo, se titula en alemán: Menschenopfer bei den Azteken? Eine Quellenkritische Studie [traducido en español: ¿Sacrificios humanos entre los aztecas? Un estudio de las fuentes y de la ideología], Universidad de Zurich, 1992, 478p.

Por lo brevemente dicho, es fácil comprender que nuestro entrevistado no es un alucinado que sataniza a los “cristianísimos” españoles del siglo XVI a fin de santificar a los pueblos amerindios, ni tampoco es un sospechoso indianista que pretende una relectura subjetiva de la historia sobre la base de un desbocado sentimentalismo. Lejos de esto, Peter Hassler afirma sin ambages que los sacrificios humanos entre los aztecas y otros pueblos amerindios nunca han existido y que son solo una invención de los españoles de los siglos XVI para justificar el genocidio contra las poblaciones amerindias, la destrucción de sus civilizaciones tradicionales y legitimar el actual orden establecido.

Cabe señalar antes de entrar a nuestra entrevista, que la tesis de doctorado de Peter Hassler no ha pasado desapercibida, particularmente, en el mundo universitario germánico[1] (alemán, suizo y austriaco), a tal punto que ciertos han llegado a afirmar que “los estudios ulteriores no podrán ignorar el trabajo de Hassler si se quieren tomar por serios”[2]. Asimismo, han aparecido en inglés algunos sorprendentes comentarios sobre su tesis[3]; en el mundo académico francés que desafortunadamente se solidariza en esto con la versión colonial española no han aparecido comentarios académicos[4] ni recensiones (es la vieja táctica, que aplicaron a la obra magistral de René Guénon: “complot de silencio”). Frente a esto, el Centre de recherches et d’études des traditions amérindiennes – CRETA (Canadá) ha publicado, en español, e incluso distribuido, muchas veces gratuitamente, un resumen de la tesis de doctorado de Peter Hassler: los académicos de habla hispana se han quedado mudos: obstinadamente se niegan a participar en debates académicos sobre el tema, pero pese a ello continúan repitiendo sin sonrojarse el dogma histórico oficial. Esperamos sinceramente que los pocos académicos y ciertos estudiantes universitarios logren romper este cerco intelectual erigido por los modernistas; lo importante es tomar conciencia que las ilusas bases sobre las que reposa el orden establecido por la invasión y colonización española comienza a resquebrajarse…

Intisunqu Waman

Tu tesis de doctorado cuestiona en profundidad la “creencia”, y remarcamos que se trata de una creencia moderna, elevada a rango de verdad indiscutible sobre los sacrificios humanos entre los aztecas; evidentemente que esto a molestado a muchos pontífices de la verdad histórica: por ejemplo, Michel Graulich, director de estudios de l’École pratique des Hautes Études de la Universidad Libre de Bruselas (sección sciences religieuses), te presenta, en su reciente voluminosa obra Le sacrifice humain chez les Aztèques, como un “negacionista”[5]. ¿Qué piensas sobre este calificativo?

Peter Hassler

La base de mi tesis de doctorado es el método de la crítica de las fuentes, que fue fundado por los historiadores hace más que 150 años. Este método se ha establecido en las ciencias históricas como conditio sine qua non y es el fundamento de todas las investigaciones históricas. Sin embargo, muchos especialistas, sobre todo historiadores, antropólogos y otros, lo ignoran y todavía siguen ignorándolo o simplemente no les interesaban ni están interesados. Así por ejemplo, Radcliff Brown constata esto cuando escribe “Las consideración históricas son relativas, sino son absolutamente sin importancia”. En referencia de los supuestos sacrificios humanos entre los Aztecas y otros pueblos amerindios los historiadores y antropólogos, particularmente los mexicanistas, preguntaron solamente cómo y porqué los amerindios han hecho los sacrificios humanos, pero jamás se han preguntado si estos sacrificios humanos han sido realmente practicados. Es por eso, que constatamos que casi todas las publicaciones sobre los sacrificios humanos entre los aztecas faltan la crítica de las fuentes históricas, es por ello que no se pueden tomar estos trabajos como científicamente serios, sino más bien como aficionadas o diletantes. En este sentido, la publicación de Michel Graulich tampoco es una excepción, aunque su obra sea voluminosa.

Intisunqu Waman
Hernán Cortés y sus secuaces son habitualmente presentados, por la mayor parte de historiadores, antropólogos y arqueólogos occidentales y occidentalizados, como testigos directos de sacrificios humanos entre los pueblos amerindios del Anahuac. ¿Estas afirmaciones tienen algún fundamento histórico?

Peter Hassler
Si se lee atentamente las fuentes históricas del siglo XVI, se puede constatar que los relatos sobre los sacrificios humanos entre los aztecas se basan fundamentalmente en “oír-decir”. Según el Liber Chronicorum de Hartmann Schedel, publicado en Nuremberg (Alemania) en 1493: los confines del mundo esta poblado de razas monstruosas: una tiene un solo pie muy grande, que le sirve como paraguas (los sciapodos); otra tiene cabeza de perro (los cinocéfalos), y otra tiene enormes orejas (los panotis); etc. Todas estas descripciones que durante más de tres siglos pasaron como ciertas se fundamentaban en el “oír-decir”.

Así Hernán Cortés escribió en su Tercera Carta de Relación (15 de Mayo de 1522): «... los sacrificaron y abrieron por los pechos, y les sacaron los corazones para ofrecer a los ídolos; lo cual los españoles del real de Pedro de Alvarado pudieron ver bien de donde peleaban...»[6] Es bastante claro que Cortés dice no haber visto dichos sacrificios humanos, sino más bien se basa en el “testimonio” de Pedro de Alvarado. Es Bernal Díaz de Castillo quien afirma, después de cincuenta años al tratar de rectificar las aserciones de Francisco López de Gomara, haber sido testigo de los mencionados sacrificios humanos cuando había estado cerca del real de Alvarado (muy cerca de Tlacopan): desde este lugar éste afirma haber observado que en ese momento se estaban sacrificando a los españoles en la cima del Templo Mayor (“…vimos que llevaban por fuerza las gradas arriba a nuestros compañeros que habían tomado [presos] en la derrota que [los aztecas] dieron a Cortés, que los llevaban a sacrificar; y desde que ya los tuvieron arriba en una placeta que se hacia en el adoratorio donde estaban sus malditos ídolos, vimos que a muchos de ellos les ponían plumajes en la cabeza y con unos aventadores les hacían bailar delante del Uichilobos, y después que habían bailado, luego les ponían de espalda encima de unas piedras, algo delgadas, que tenían hechas para sacrificar, y con unos navajones de pedernal les aserraban por los pechos y les sacaban los corazones aun palpitando y se los ofrecían a los ídolos que allí presentes habían, y los cuerpos dábanles con los pies por las gradas abajo; y estaban aguardando abajo otros indios carniceros, que les cortaban brazos y pies, y las caras desollaban, y las adobaron después como cuero de guantes, y con sus barbas las guardaban para hacer fiestas con ellas cuando hacían borracheras, y se comían las carnes con chilmote, y de esta manera sacrificaron a todos los demás[…]”[7]). Estas afirmaciones sirven en las publicaciones científicas y populares como “testimonio clásico”.
Además hay muchas frases estereotípicas sin detalles como “y sacrificaban hombres y niños” o “y les cortaron el corazón”. Los únicos “testigos” sobre cuando, cual y quién ha sacrificado se encuentra en las Actas de Quijada[8]. Pero estos son documentos de procesos inquisitoriales obtenidos bajo tormento y tortura por el tristemente célebre Diego de Landa[9]; desde el punto de vista jurídico, estas “confesiones” no tienen ningún valor jurídico mucho menos histórico, ya se han producido bajo de tortura y tormentos, y más bien son fantasiosos productos de los victimas inquisitoriales a fin de liberarse del dolor y el sufrimiento.

Intisunqu Waman

Para complementar nuestra ultima pregunta: ¿Es posible que Bernal Díaz del Castillo y otros españoles, quienes en ese momento se encontraban en las afueras de Tlacopan, vieran que los sacerdotes aztecas sacrificaban en la cima del Templo Mayor, que se encuentra en Tenochtitlán, a algunos de sus compañeros de armas prisioneros?

Peter Hassler
La distancia del Real de Alvarado (Tlacopan) hasta el Templo Mayor de Tenochtitlán era de 7 Km. (ver ilustración); es por esto que Bernal Díaz del Castillo ni ningún otro español, jamás pudieron haber visto absolutamente nada de lo que se estaba realizando en la cima del Templo Mayor (ver ilustración 2). Este “testigo clásico de los sacrificios humanos entre los aztecas es una ficción”, evocado por la mayor parte de historiadores y antropólogos, ha dicho simplemente una mentira. Se trata simplemente de propaganda para justificar la invasión del Anahuac y su ulterior colonización española.


La distancia que existe entre el Templo Mayor en pleno centro de Tenochtitlán y el Real de Alvarado en Tlacopan es de casi 8 Km.; esto invalida el pretendido testimonio ocular español mencionado por Bernal Díaz del Castillo, ya que no es posible que lo haya visto con sus propios ojos (el telescopio fue inventado por Galileo un siglo después de estos acontecimientos).

Intisunqu Waman

¿Podemos tomar como ciertos los “códices” hechos por amerindios y mestizos, en los que describen en lenguas indígenas (para lo cual utilizan el alfabeto latino), dibujan y pintan escenas sacrifícales humanas realizadas por los “malditos idolatras” (es así como llamaban a sus antepasados aztecas). Es de remarcar que estos amerindios y mestizos no eran simples convertidos al cristianismo renacentista español y excelentes estudiantes de las escuelas de catequesis de los curas dominicos y franciscanos sino que además fabricaron estos “códices” 70 años después de la total destrucción de la civilización azteca?

Peter Hassler

Los autores amerindios y mestizos de códices post-hispánicos no estaban más en la tradición indígena del Anahuac (ver Códice). Ellos conocieron la cultura antigua de sus antepasados por “oír-decir”, sin la transmisión regular de los sabios nahuas (tlamatinini) en las escuelas de sabiduría (Calmecac). Además fueron cristianizados y hablaban de la religión indígena prehispánica como “obra de diablo”. Así pues, sus afirmaciones están “coloreadas” no solamente por su ignorancia de las milenarias tradiciones del Anahuac sino por sus prejuicios, producto de la catequización de los misioneros cristianos. Hay que tener también presente que los códices post-hispánicos no fueron hechos en libertad sino más bien a pedido de sus mentores (misioneros y autoridades españolas); además, los documentos producidos tuvieron que pasar por el celoso cernidor de la Inquisición antes de su publicación (todo aquello que no era “correcto” era simplemente eliminado).
Intisunqu Waman
¿Porqué los antropólogos y arqueólogos que trabajan en el espacio azteca, afirman haber encontrado las pruebas arqueológicas que corrobora la versión de Hernán Cortés y sus secuaces?

Peter Halsser

Sus interpretaciones están confundidas por las fantasías propagandistas de los invasores y colonialistas españoles. Además de ello, no solamente les falta la crítica de las fuentes sino que toman literalmente a los símbolos; por ejemplo, los mitos en los relieves del juego de pelota en El Tajín y en Chichén Itzá y también en los Códices prehispánicos.

Intisunqu Waman

¿A qué crees que se deba la obstinada creencia sobre los sacrificios humanos entre los aztecas? ¿Existe otras razones para explicar esta obstinación?

Peter Hassler
No es fácil luchar con argumentos racionales contra prejuicios: romper mitos es trabajo de todo el día en las ciencias, pero si se va a romper un mito, que fue producido o traducido por una ciencia, no se gana muchos amigos entre sus seguidores... Max Planck constató hace tiempo que: “Un nuevo avance de la ciencia no suele imponerse de manera que sus adherentes estén convencidos y se manifiesten instruidos, sino mas bien que sus adherentes empiecen a desaparecer mientras que la nueva generación se familiariza con la verdad desde el principio.”

Intisunqu Waman
Unas ultimas palabras para nuestros lectores.

Peter Hassler
En referencia de la cultura Maya unos antropólogos e historiadores se están poniendo al día: Así, Pierre R. Colas y Alexander W. Voss llaman a los supuestos sacrificios humano al fin del juego de pelota como “productos de un exotismo estrafalario” (en 2000). La reacción de Nikolai Grube sobre la película Apocalypto de Mel Gibson es aleccionador: “Todo eso es mentira e imposible” (en Die Weltwoche, Zurich, marzo 2007).

Pienso que los mexicanistas (antropólogos e historiadores) necesiten un poco más de tiempo, esto debido a tantísimos prejuicios así como al etnocentrismo que existen en los estudios sobre los pueblos amerindios en general y Aztecas en particular. Pero en el sentido de la frase de Max Planck, solamente se tiene que esperar la desaparición de los incorregibles, quienes se agarran a sus conceptos pasados pese a todas las contradicciones de estas con las fuentes históricas.
(Entrevista aparecida en la revista semestral Serpiente Emplumada, Ano 1, No. 2, Lima-Peru, Solsticio de Verano Austral, 23 de Diciembre 2007, pp.29-42)
NOTAS:
[1] Cf. Die Zeit, Hamburg, No. 38, 11 september 1992, p. 92[2] Cf. Zeitung Neue Zürcher, No. 5, 1993.[3] Cf. « The Lies of the Conquistadors. Cutting through the Myth of Human Sacrifice », in World Press Review, December 1992, pp. 28-29.[4] El especialista en ciencia de las religiones Michel Graulich en su libro, Le sacrifice humain chez les Aztèques, Paris, Fayard, 2005, p. 11, menciona a Peter Hassler sin hacer ninguna referencia a su tesis de doctorado.[5] Ibid.[6] Hernán Cortés, Cartas y Documentos, introducción de Mario Hernández Sánchez-Barba, México, Editorial Porrúa, Colección « Biblioteca Porrúa No. 2 », 1963, p. 171.[7] Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, introducción y notas de Joaquín Ramírez Cabañas, México, Editorial Porrúa, Colección « Sepan cuantos...» No. 5, 1999, capitulo CLII, pp. 352-353. Ciertos pasajes de esta citación están en itálica a fin de resaltar la manifiesta mentira escritas por el cronista: como lo señala Peter Hassler, es imposible que desde una distancia de 8 km. Que este haya podido observar que sacaban los corazones de los pechos de los españoles y que estos aun palpitaban! La mentira se hace más evidente cuando el supuesto testigo ocular afirma que la piel de la cara desollada de los españoles era adobada y convertida en guantes, para ser utilizados en fiestas: solamente un mes después de ocurrida la captura y ajusticiamiento de los españoles la ciudad de Tenochtitlán cayó en poder de los españoles, lo que significa que los aztecas nunca tuvieron tiempo, debido al estado de sitio que se encontraba la ciudad de Tenochtitlán, para celebrar fiesta alguna ni menos emborracharse! Finalmente ¿cómo Bernal Díaz del Castillo supo que los aztecas comían las carnes de sus compañeros con chilmote (salsa de tomate con picante y hortalizas) si los historiadores de la época afirman que durante el sitio de la ciudad de Tenochtitlán no funcionaron más los mercados ni habían víveres para los mismos guerreros aztecas? Hay que tener presente que Bernal Díaz del Castillo fue también uno de los asesores de Juan Ginés de Sepúlveda durante parte de su debate con Fray Bartolomé de Las Casas.[8] Al respecto véase France V. Scholes y Eleanor B. Adams, Don Diego Quijada. Alcalde Mayor de Yucatán (1561-1565), México, 1938 (Biblioteca Histórica Mexicana de Obras Inéditas, volúmenes 14 y 15).[9] Quien es conocido de los especialistas debido a su nefasto rol inquisidor; ya que hizo quemar vivos a cientos de mayas, quienes habían cometido el “pecado” de querer continuar viviendo de acuerdo a sus antiguas tradiciones espirituales; este cura católico fue también quien hizo quemar miles de códices mayas prehispánicos.

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